Suelo iniciar luchas contra una sociedad que
me parece injusta y contra pensamientos que considero que son injustos. Me creo
que me dejo la piel defendiendo lo justo… y al final me doy cuenta de que no,
de que en realidad lo único que hago es luchar contra mi misma; lucho porque
siempre voy a contracorriente y solo hay dos caminos que elegir sí o sí: o
sigues luchando contra esa corriente que te agota tus fuerzas sin poder ya más
o dejas el cuerpo muerto y te dejas llevar por la corriente. Me gusta la
primera opción pero estoy muy cansada de tanta lucha en vano.
Mis gritos son mudos y mis silencios
ruidosos. Soy consciente de que soy una persona especial en el mal sentido; sé
que muy pocos son los que pueden valorarme en conjunto (y más aún
positivamente). Muchas personas se quedan en lo superficial que muestro, de
hecho es muy fácil conocerme y tratarme superficialmente. El problema viene
cuando sin querer se comienza a atravesar esa barrera que de repente muestra un
abismo de rarezas, peculiaridades y de prioridades. Si algo he aprendido es que
todo tiene un por qué y que si somos como somos es porque tenemos una historia
a cuestas en nuestra espalda que nos pesa y nos define como personas. No tengo
ningún problema en reconocer que soy una persona difícil porque de hecho lo sé
y muchas veces es lo que hace que me deprima y me den ganas de mandar al traste
al mundo…
Últimamente me decepciono muchísimo conmigo
misa porque noto como se está apoderando el conformismo en mi cuerpo, ¿pero qué
hago? Parece que cuanto más intento explicarme menos me entienden las personas…
He llegado a la conclusión de que, al menos temporalmente, simplemente quiero
estar tranquila en mi realidad y que los que formen parte de mi vida me acepten
tal y como soy… pero parece que todo el
mundo quiere venir a sacarme de ella, ¿tanto cuesta comprender que cada persona
somos un mundo?
Venid y ponerme la anestesia general, que
vienen curvas…
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