sábado, 11 de mayo de 2013


Debajo de la arena duermen los sueños su sueño de siglos. Pero cuando el verano se acerca, algunos de estos sueños, aun sin despertarse del todo, se desperezan. Si nos fijamos un poco veremos de qué materia están hechos: son los despojos del invierno, los exabruptos que el océano vertió, tras una sudorosa pesadilla. Algunos de esos desechos, resistentes al olvido y a la degradación molecular, lograron germinar en el humus estéril de la playa. Brotan ahora nuevas especies a medio camino entre lo animal y lo inorgánico, cuya morfología se adapta fielmente al contramolde de nuestras entrañas. En unas pocas semanas, vendrán los niños con sus palas de colores y recolectarán esta extraña cosecha, la escuálida herencia de nuestros delirios.

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