domingo, 12 de mayo de 2013

Suena fatal lo del egoísmo y la autosuficiencia, por eso, como se va viendo lo necesarias que son, les van encontrando otros nombres menos sospechosos del tipo autoestima y autogestión emocional que, al contrario que aquellas, se reconocen imprescindibles para la vida moderna y el desarrollo personal. 


¿Qué ocurre cuando sabes o te temes que no estás invitado a la misma fiesta que alguien y se te queda un aspecto de cordero degollado? En realidad no me extraña que se te quede ese aspecto, querer ir a un sitio con tu pareja (no me refiero a mí, aunque no estorbaría tampoco a la reflexión) y que el otro se empeñe en ir sin ti o acompañado de tu ausencia puede llegar a ser un trago muy amargo.


No termino de averiguar cómo funcionan vuestras cabezas, lo que es en la mía suele haber siempre un plan ideal, o versiones ideales de los planes que uno va haciendo o van surgiendo. Si la persona de la que hablo es como yo su plan ideal se estaría haciendo añicos, pues se notaba que consistía en formar parte de la fiesta que iba a celebrarse sin ella. Pero si fuera aún más como tendría que ser habría encontrado poco después del lógico berrinche uno, dos o seis planes alternativos.


Amigos míos, la cápsula de hoy consiste en: Tener vida propia (encontrar y hacer valer el título de propiedad de tu vida), lo que necesariamente incluye cuerpo, mente, contexto, planes y alternativas propias y privativas que eventualmente incorporen de manera natural o previa invitación a quién lo sepa apreciar y disfrutar.


Quiere decirse, a aquellos que se encuentren en zona de peligro, que somos la mayoría… ¡salgamos inmediatamente del contexto geográfico, físico y, sobre todo, emocional y mental en el que uno no es individuo sino cosa susceptible de ser abandonado! Esto es: “me encantaría estar contigo, pero si tú no quieres o no te apetece casi es mejor que te vayas o que me vaya yo que tengo mis cosas que hacer.” (o mi tiempo y hasta mi energía que perder en otro sitio).


¿Suena mal?, suena saludable a medio y largo plazo. Salvo que te guste el síndrome del muñeco de trapo y malgastar la vida con quien no se entera de la gran noticia; y es que has llegado TÚ, un ser descomunal. Me refiero a ti. Este blog no lo siguen seres insignificantes, no sabrían de lo que hablo, ni preguntarían tampoco.

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