domingo, 10 de abril de 2016

Dejar de escribir es siempre un "hasta pronto"


Hace tres años abandoné este blog. Sin embargo durante ese tiempo han sido millones de veces las ocasiones que me he acordado de él y lo bien que estaría volver a retomarlo.

Tantos cambios han ocurrido desde aquella última publicación que sería incapaz de resumirlo brevemente en una entrada.

Sin duda el hecho más traumático al que me he enfrentado durante este tiempo fue aquel 1 de mayo del 2015 cuando cogí mis maletas con una mano delante y otra detrás y me embarqué en una nueva vida, que para nada sabía lo que me depararía.

Este hecho está sucediendo cada día en nuestro país a cada hora. Jóvenes graduados o no graduados que en España no se les ofrece oportunidad para poder empezar a construir sus vidas y se ven obligados a abandonar todo aquello que les ha acompañado durante toda su vida para enfrentarse a un nuevo idioma, entorno, cultura, costumbres, ... También les ocurre a matrimonios con hijos y con hipotecas: se ven obligados a forzar una mudanza a países vecinos dejándolo todo atrás.

Desde luego que no es fácil, de hecho yo pienso que si lo hubiese pensado fríamente antes de dar el paso a día de hoy no me encontraría en Reino Unido. 

Artículos recientes sostienen que España e Italia poseen los jóvenes más pesimistas frente su futuro laboral Perdonen ustedes pero, ¿cómo no tenerlo? Nos han vendido desde pequeños que si estudiábamos duro y constantemente tendríamos un futuro de ensueño, vida confortable y señorial. Hemos dedicado alrededor de 20 años a nuestra formación con esmero, ocasionando un gasto extra a nuestros padres también. Y entonces cuando todo aparentemente acaba te encuentras con que tienes ventitantos años y que ahora resulta que a los universitarios no los quieren: sobran y no son necesarios. Y entonces miras a tu alrededor y ves a algunos de aquellos chiquillos y chiquillas que no quisieron estudiar desde pequeños que llevan trabajando 5 años y con trabajo estable... y tú sin posibilidad de hacer nada.

Envuelta en un ambiente donde no podía progresar laboralmente decidí repentinamente progresar, buscar algo diferente. Por ser sincera he sido siempre horrible con los idiomas por lo que la única opción que tuve en mente desde el principio fue Reino Unido, aún así emigré sin tener idea prácticamente de inglés.

Y casi un año después aquí sigo, adorando cada mañana los días grises, las lluvias, las diferentes tonalidades verdes que pueden existir en la naturaleza, respirando aire frío, viviendo la parada que el destino me ha llevado.

Por tanto, tal y como podéis leer a partir de ahora os narraré desde mi punto de vista qué tal se vive en Reino Unido, qué problemas cotidianos te puedes encontrar, qué se echa de menos, qué se adora del nuevo país... el día a día de una enfermera expatriada.